A VECES
A veces el silencio habla
y las palabras no dicen nada;
a veces nuestras manos
no son tiernas
y a veces la ternura se convierte
en nuestras manos;
a veces una sonrisa es una farsa
y una lágrima el amor
que se escapa por los ojos.
A veces una estrella
nos conduce al universo
y, a veces, la luna parece un espejo
reflejando nuestro tiempo.
A veces, la carne parece hecha de fuego
y el fuego parece un jardín de tulipanes.
A veces, tú y yo, somos paz y somos guerra
y, a veces, somos principio y fin de una comedia.
DE DISTANCIAS
De distancias se duele el hombre,
más se lucha para que el olvido
no erosione la amistad;
yo que soy tu amigo
te remito a tus días lejanos, no para llorar,
sino para hacer un ejercicio
de restablecimiento de la verdad:
esa que te alejó de tu tierra,
la misma que me mantiene en el exilio.
Y, de pronto, se alzan las guitarras,
esas que hicieron el amor con los gigantes:
uno que regó su sangre para una patria nueva
y el otro, el que la tiene
y le canta al hombre nuevo;
en fin amiga, el silencio no nos pertenece
porque está hecho de un material cómplice y decadente,
nos pertenece la música
que tiene el lenguaje de la vida,
la textura del amor,
la osadía de la libertad
y el brillo inequívoco de la esperanza.
Gustavo Figueroa Velásquez
©
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