Los Heraldos Negros (César Vallejo), recita Gustavo Figueroa Velásquez.
Fotografía de Juan De León publicada
en el diario La Hora de Guatemala.
La soledad del poeta
De pronto,
como un trazo fuerte y decidido del pincel sobre el lienzo, una sombra
profundamente oscura se fue extendiendo desde el horizonte más lejano del alma
de un poeta hasta convertirse en un sentimiento desgarrado por la insolente e
insoportable soledad que se impone uno mismo. Allí, en su habitación de paredes
desnudas, solo ante el mundo y ante sus propias debilidades humanas, fijó sus
ojos en un punto intransigente de la nada. Pasaron los minutos, largos y
lentos, como en una proyección de sus días más remotos de la
infancia y los instantes más tangibles de su presente
quimérico. Afuera la vida discurría en su rutina cotidiana haciendo
malabares entre la opulencia de unos pocos y los sueños fracasados de las
mayorías; también, afuera, muchos tenían los ojos puestos en un
punto intransigente de la nada. Para el poeta, lacerado por su versos,
crucificado por sus sonetos y agredido por el hambre y un terrible desamor, la
rutina no era más que un arco iris de grises muy fríos, negros profundos,
y rojos destilando sangre; era una llovizna espesa de sentimientos hechos
lágrimas o un ligero grito ahogado en la garganta para no despertar al mundo
más allá de su ventana. ¡Él era consciente de eso, sensible a eso!
Esos largos
minutos ardían en sus ojos, eran como el dolor de los cuerpos arrojados a la
hoguera por la temible inquisición. Una angustia tenaz se apoderó de él y, de
pronto, abriendo los ojos desmesuradamente, sintió la necesidad de respirar
todo el aire que había olvidado llevar a sus pulmones y lo hizo al mismo tiempo
que, casi desmadejado, se abalanzaba sobre una hoja de papel en
blanco y tomando un lápiz dejó escapar unas lágrimas de su alma, el dolor lo
consumía y el mundo perdía su color...
El poeta dejó
que su mano dibujara unas letras que tenían la fluidez de una cascada en su
caída vertiginosa y el sentimiento de todos los fracasos como un cúmulo maldito
de sus años de soñador con los pies más allá de la mismísima tierra. El poeta
escribió:
He dibujado un trozo de mi vida
torturado en la cruz de la ilusión,
en el tormento de un beso en el olvido,
en el desangre de las horas que jamás viví.
Me he permitido el viaje de las sombras,
desteñir el arco iris después de la lluvia,
postergar el amor necesitado de pasión,
acumular tormentas seculares,
beber la sangre de las heridas terrenales.
He plegado las alas para burlar el viento,
he soslayado el rostro de la felicidad,
me he abatido en el largo invierno de tu ausencia,
he quedado mudo en el umbral de las palabras.
He intentado detener el alud de las blasfemias,
he sido roca dura castigada por las olas,
un mortal cruzando la esquina de los dogmas,
el fuego eterno devorándose a si mismo.
El fuego
eterno devorándose a sí mismo...sí, ese fuego eterno le acompañó siempre, le
quemó las entrañas y le hizo arrojar por la boca las porquerías del mundo que
sus ojos sensibles habían visto; el poeta, con los ojos sin brillo, se fue
doblando hasta que su cuerpo estremeció la dureza del piso de esa
habitación de paredes blancas con olor a clínica psiquiátrica; no hubo poesía
en ese acto bárbaro en donde la vida deja de ser primavera para escapar de la
pobreza de la carne. ¡Tal vez , poeta, después de la muerte tus versos te
lleven a la eternidad!
Gustavo Figueroa Velásquez
©
Parque Francisco Antonio Rada
de El Cerrito (V), Colombia.
Poeta
Poeta, juglar de pueblos olvidados,
de selvas de
cemento, de palmeras;
soñador de
amores y quimeras,
hechicero
agitador de la palabra,
malabarista
asombroso
de la rima o de
la prosa.
Poeta, mujer de
versos
tejidos en amor
y rebeldía,
hombre, cantor de amores,
labrador de
campiñas y utopías.
Poeta, hijo de
esta tierra feraz,
Valle del Cauca
de llanos y montañas,
ven al Parque de
los Poetas,
encarna el espíritu tutelar
de los poetas
del pasado,
procura que la
poesía florezca
en tardes de
fiesta y brisa fresca;
abraza el brillo
de la ilusión
y ve lo
imposible hecho realidad.
El Parque de los
Poetas, tu casa,
te reclama y te
cobija;
ven, hijo sembrador de versos
y palabras
siempre frescas,
hazte uno con tu
tierra,
fúndete al alma
viva de tu Parque
que es el beso
de todos los poetas.
Gustavo Figueroa
Velásquez
©
Horacio Guarani (Argentina)
Memorias de una vieja canción.
Saludos Gustavo, inmenso gusto encontrarte de nuevo en la red. Esperando todo bien de tu lado con la Covid 19 y, que sigas produciendo bella poesía. Todo lo he disfrutado, desde "Los heraldos negros" poesía que me impactó y adoré desde muy joven, hasta "Memorias de una vieja canción", recuerdos inolvidables. Imágenes que nos dejan el iris lloviendo sobre mojado. Las imágenes del poema de César Vallejo son de nuestro insigne pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, no?
ResponderEliminarBueno...y lo principal es para decirte que me identifico tanto a la soledad del poeta y a tus letras que derraman fuego, nostalgia, lucha, sinceridad, amor incondicional en todo lo que hace y ama. Seguramente, pocos mortales reconocerán la valía del poeta, pero, lo principal es lo que tú te llevas y es la seguridad de haber vivido con tu propia voz y despellejado tu propia piel.
Te dejo un gran abrazo latinoamericano desde Québec.
Apreciada Ceciely: mil gracias por tu visita y, sobre todo, por no olvidar a este poeta que ha estado en un retiro más o menos largo; las razones son de diferente índole pero intentaré, a mi aire, estar de nuevo en comunicación con todas las personas que me siguen y leen mi poesía.
EliminarLas imágenes que publiqué son de ese gran e inolvidable artista ecuatoriano, orgullosamente latinoamericfáno, Oswaldo Guayasamín. Me ha gustado mucho la forma como has entendido el contenido de mis poemas.
Te envío un abrazo hasta Québec.
Estimado Gustavo, que alegría verte de nuevo. Espero que tú y los tuyos estéis bien rn estos tremendos tiempos del COVID 19.
ResponderEliminarUn placer oír tu voz recitando el maravilloso poema de Cesar Vallejo.
La soledad del poeta es soberbio, desde el principio hasta el final y el Poeta juglar de pueblos olvidados.... todo un canto repleto de pasión a la poesía, a la nostalgia... Lo dicho, un placer volver a disfrutar de tu poesía y tus entradas.
Un fuerte abrazo!!!
Siempre y nunca olvidada Carmela: gracias por tu pronta visita en mi regreso a Contrastes. Tus palabras son un buen estímulo para seguir luchando con este blog aunque aun no siento mucha energía como para estar publicando como lo hacía antes.
EliminarRecibe mi abrazo.
¡Oh sembrador de frescos y sensibles versos bienvenido de regreso! Te extrañamos mucho. Espero que tu y familia se encuentren bien de salud. Un abrazo grande.
ResponderEliminarAdmirada Myriam.
Eliminarel encabezado de tu corto saludo me ha sacado una sonrisa y me ha hecho sentir que tengo esa capacidad de impresionarme propia de un poeta.
Gracias querida amiga y recibe mi abrazo.
“Algún día, en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas.” Pablo Neruda. M encanta tu encabezamiento.
ResponderEliminarFrases Bonitas: Bienvenida a Contrastes y me alegra saber que la cita de Neruda te ha gustado.
EliminarSaludos.
ESo tiene que ser el poeta: ersador de la vida. Y la vida es la tierra, lo vegetal y el sentimiento como ese de cantor recio y aeda, que era Horacio Guaraní. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarGracias Carlos...eso es el Poeta: creador de vida.
EliminarAbrazos.
Maestría, impresionante foto la de El jardín. Cómo se siente la fuerza de la montaña y la belleza de la arquitectónica colonial. Otro abrazo.
ResponderEliminarCarlos
Esa foto de El Jardín es preciosa!
EliminarGracias Maestro.
Gracias por volver, por seguir iluminándonos con tu verbo, con la magia de tu poesía. La música, las imágenes, las palabras, llegan con una lluvia fina necesaria a nuestros ojos. Siempre es un regalo lo que ofreces; siempre enriqueces; siempre das vitalidad con tus propuestas.
ResponderEliminarGracias, poeta. Espero que todo te vaya mejor, que ya todo es mejor para ti y los tuyos. Gente como tú se hace necesaria.
Un cálido abrazo, Gustavo. Nos leemos, amigo. 🤗📚🙋♀️
Clarisa, hay tiempos de borrasca y hay tiempos de estío apacible propicios para estar con uno mismo y hacer un ejercicio de renovación; un ejercicio necesario para dejar atrás dolores no deseados, penas muy amargas que laceran el alma. He vuelto y espero tener la suficiente creatividad como para poder estar a la altura de mis fantásticos lectores y de escritores como tú, querida amiga.
ResponderEliminarTus palabras son el estímulo para seguir soñando con la fuerza de la palabra.
Si, por supuesto, nos leemos.
Hay retiros voluntarios que responden a una necesidad de introspección y el poeta no está exento de ello, pero que grato se torna escuchar nuevamente su voz.
ResponderEliminarOtra vez abrazos y bienvenido Poeta!
REM
"Hechicero, agitador de la palabra, malabarista"... cuantas cosas puede ser un poeta..o por lo menos elegir lo que desea ser... Poema lleno de nostalgia y amor... Una belleza total... Cariños y que sea un fin de semana de creación y disfrute... abrazo fuerte
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