Atardecer en Plintsberg, Suecia. Fotografía de Gustavo Figueroa Velásquez

Atardecer en Plintsberg, Suecia. Fotografía de Gustavo Figueroa Velásquez
Atardecer en Plintsberg, Suecia. Fotografía de Gustavo Figueroa Velásquez


Cada semana dejo mis poemas como una forma de establecer un diálogo abierto y de puro sentimiento con todos ustedes que me leen y me estimulan a continuar en esta aventura de hacer cultura. Cada visita, cada palabra de ustedes es un paso más hacia la cima del hombre nuevo, el hombre sabio.

miércoles, 4 de noviembre de 2020

La eterna mala hora de Macondo

 

La eterna mala hora de Macondo

 

La lealtad es un don de gentes, la deslealtad es el alimento de los hipócritas.

 

El tiempo ha pasado, muchas cosas han quedado atrás geográficamente hablando y, otras, se resisten a morir en el poco espacio que les queda en los recuerdos de lo que fueron más de treinta años de resistencia, de supervivencia, de ganas de vivir, de filosofar y, lo peor, de hacer política, al margen del establecimiento derechista, en un país en donde la corrupción, la intolerancia general y la mal llamada democracia forman parte de un circo de degradación, salvajismo y absoluta negligencia. Atrás han quedado familiares y amigos esperando nuestro regreso y otros ya no pudieron resistir más la osadía de la vida y cerraron los ojos, cansados de llorar y de mirar hacia el futuro incierto, si es que en verdad éste alguna vez existió como posibilidad en ese país ahora lejano en la distancia pero que aún nos resistimos a olvidar por algo así como un culto a la tierra que nos sostuvo y nos mantuvo en nuestros largos años de peregrinar por calles, oficinas, locales comerciales, teatros, salas de cine y, de vez en cuando, un poco de baile del Caribe para aletargar las largas y terribles horas tratando de resolver los problemas cotidianos. Casi no había lugar para las metáforas y, sinembargo, luchábamos por rescatar de la insania un poco de cordura. Teníamos la imperiosa necesidad de amar y ser amados; teníamos la necesidad de creer en algo tangente, material y espiritual. Si, nos resistíamos a la soledad, al ostracismo y al marginamiento. Quisimos luchar en el breve espacio de democracia que quedaba y que hoy casi no existe por hacer de la vida un derecho inalienable y nos atrevimos a pensar en alto y conjugamos la palabra con la práctica y su combinación fue un arma terrible que fue combatida, como sigue siendo todavía, con el lenguaje, ya no de las palabras, sino del de las balas oficiales como única respuesta capaz de combatir la belleza del pensamiento, de la poesía, del arte; las balas como único argumento para derrotar y acallar la esperanza, la ilusión de un nuevo día y el vuelo mágico de las palomas, de esas verdaderas que transmiten paz sin necesidad de propaganda.

Si, hicimos una entrega total convencidos de que en cada palabra, en cada gesto y en cada acto aportábamos un cargamento insólito de solidaridad y mucha honestidad. Estábamos convencidos, como lo estamos aún, de que la solidaridad y la honestidad no podían ser virtudes presas en el cerebro de los hombres y mujeres que gozan de poseer tan eximias y raras inclinaciones humanas. No, había que darlo todo. No había tiempo para pensar en lo trivial, en lo superfluo.

Todos los días parecían ser los mismos y sus nombres formaban parte de la rutina cotidiana. El espectáculo callejero era repetitivo: hombres, mujeres y niños deambulando con la mirada extraviada en el horizonte incierto. La miseria cultural y económica de ese pueblo que quedó atrás aferrado a la abyección de la politiquería era, como lo sigue siendo, el soporte ideal para la perpetuación de la ley de la selva, de la demagogia omnipotente, de los abusos de poder y la materialización de los crímenes de Estado. No, la felicidad no se veía en ningún rostro, por lo menos no en casi ningún ser humano. Ciertos estados de felicidad o por lo menos de placer estaban reservados a los perros callejeros que copulaban por las calles (les habrán exterminado ya esa exclusividad ? ) sin preocuparse del qué dirán, del dinero o de alguna posible excomunión por asalto a la moral.

El tiempo ha pasado, sigue pasando y cada vez estamos tan lejos de lo que una vez fue y ya no podrá ser. El tiempo que dejamos, los amigos que nos esperaron y murieron, los que nos esperan todavía, nuestros padres con sus carnes partidas en átomos de dolor, aquella canción que hablaba de amor; aquellos poemas de Neruda, Benedetti, Gioconda Belli y porque no esos que nos escribimos eran el pretexto para soñar y sentir que todavía la sangre corría caliente y roja por nuestras venas. Se preguntarán ustedes cómo era posible eso en medio de la parafernalia, de la insania y la miseria, entendida ésta como ustedes la quieran entender. Todo eso era posible porque teníamos fe, una fe tangible, viva, profundamente terrenal y que traducíamos en cada acto, cada gesto y en cada palabra. Era, la poesía, el pan nuestro de cada día, que bendecíamos en un rito sagrado y misterioso en donde las metáforas santificaban la posibilidad del descanso espiritual y la ascensión al reino mágico de las palabras estaba preparada para los que de una u otra manera estábamos llenos de amor, alegría y rebeldía. De alguna manera nos habíamos vuelto expertos en lo imposible, pero éramos tan mortales y tan sensibles, que llevábamos un dolor de prójimo y otro tan propio que sólo la convicción del hombre nuevo aseguraba nuestra posibilidad de supervivencia.

Había que darlo todo, no había espacio para la duda, lo teníamos muy claro y, sin embargo, parecía que éramos los pioneros de una tarea que no aguantaba esperas.


Gustavo Figueroa Velásquez
Gävle, Suecia.
Miércoles 8 de abril de 1998
©

Parque Natural Sierra Nevada de Santa Marta. 
Foto tomada de colombiailustrada.com


Yo soy el poema


Yo soy el poema que vibra,
que se derrama en piel,
que se hace lengua voraz
para viajar por los acantilados
del miedo y el valle feraz,
para ser un verso vivo
que encienda antorchas
en la noche de Macondo.
Un poema arqueado
sobre la cordillera lozana,
de pronto, cimas turgentes,
de pronto, fuego ventral,
un viaje cálido en la noche
y un despertar agradecido
bajo un cielo lleno de luz;
un despertar feliz al aire libre
hecho bambuco, cumbia
currulao y torbellino,
un toque de "salsa"
alertando las caderas,
un pueblo bordando colchas
de quimeras.

 

Gustavo Figueroa Velásquez
El Cerrito (V), Colombia,
2016 – 05 – 30
©

Ana y Jaime (Colombia) - Mi país

 


16 comentarios:

  1. Gracias por traernos este texto tuyo de 1998
    y este poema vibrante de 2016.

    El texto me ha conmovido especialmente por todo lo implícito que hay en él y que se siente. Yo lo siento. Y te comprendo.

    Sólo desearte lo mejor de lo mejor, no importa dónde te encuentres y agradecerte mucho tu cariñoso comentario en mi blog y que te hayas sumado a mi celebración.

    Beso grande

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    1. Myriam, gracias por tu visita. Hace mucho tiempo venía pensando si publicaba el texto que comentas y por fin me decidí; en realidad, duele mucho ver cómo un país está secuestrado por una mafia narcoparamilitar y que en ese país se asesina, a diario, a la gente que se atreve a denunciar a esa mafia. Duele ver cómo eso que reflejo en mi texto, que era la realidad que vivíamos en aquél entonces cuando aún vivía en Colombia, es la misma realidad con otros matices que la hacen aún más grave.
      Apreciada Myriam, recibe mi abrazo.

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  2. Felicitarte por este despliegue de sentimientos que desgranas tanto en tu relato como en el poema. Tu corazón late pura sensibilidad, amigo Gustavo. La pintura de Luisa Rivera es una preciosidad, idónea.

    Mil besitos con cariño y te me cuidas mucho.

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    1. Auroratris, mil gracias pro tu visita y por tus palabras en relación a mi última publicación en Contrastes.
      Recibe un fuerte abrazo.

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  3. Excelente post Gustavo tus letras siempre están tan cargadas de sentimientos que es imposible abstraerse de ellas. Tú eres Poema amigo mío, “… un verso vivo…”
    Me encantó que pusieras en la cabecera del blog la pintura de Luisa Rivera, preciosa!!!!
    Un abrazo muy grande desde Argentina querido Gustavo, me voy lentamente mientras escucho a Ana y Jaime, un real disfrute esa canción, gracias por compartirla.

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    1. Rembrandt, gracias por tus aportes a Contrastes y gracias por tus palabras generosas en lo que a mi se refiere. La pintura de la artista chilena Luisa Rivera es muy hermosa!
      Recibe mi abrazo y a través tuyo al bello pueblo argentino.

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  4. El texto que se anuda entre la Mala hora y el Macondo, alusión a dos novelas del Gabo, sincretiza el país, mi país que te forzó al exilio, ese Macondo de Cien Años de soledad, que persiste en su lucha contra el expolio y el escamoteo del imperialismo gringo, ahora desde un neocolonialismo económico, al que mayormente le interesa (mirada neoliberal)la especulación de la moneda y los rendimientos de la banca, con el beneplácito, obsecuencia y arrodillamiento de terratenientes y especuladores de la tierra, que propician el paramilitarismo, y la cooptación de los poderes del estado, para en la apariencia de democracia, gobernar a su antojo y beneficio.
    Maestro, magnifico texto, que sigue siendo vigente y oportuno, pues el país en nada ha cambiado, y por el contrario ha caído, sembrado de espinas, en un régimen fascista, que le pinta pajaritos en el aire, y atrae con su canto de sirena demagógica a una parte del pueblo, que estima que es necesaria la fuerza para gobernar, y en nada la inversión en empleo y el desarrollo organizado del campo, porque mientras subsistan necesidades y carencias, más puede tener el poder desde el caudillismo y el promeserismo.
    El poema, por otra parte, responde a tu talante político y poético, estética del verso que reconoce el versar desde lo bello, y la búsqueda de la justicia, para un país con una topografía varia y bellamente diversa, que aún no pierde la alegría de soñarlo en paz y solidario; pero antes hay que romper esa estructura económica que posibilita como en la canción de Ana y Jaime que Haya "diez policías, por cada estudiante
    Y hay un estudiante, por mil ignorantes". Lamentablemente al analfabetismo lector, se añade el analfabetismo ideológico y político.
    Maestro un gustazo comentarle. Siempre mi aprecio y afecto desde mi cubil garrotero. Un abrazo

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    1. Maestro, estoy muy honrado por tu presencia en Contrastes, tus aportes son de muy buen nivel cultural y políticamente hablando. El comentario que me dejas es un excelente análisis de la situación que se vive en Colombia. Como tú mismo lo dices, este texto sigue estando vigente a pesar de los años que han pasado y, no sorprende que sea así, pues Colombia es un país de violencias, un país en donde el Estado colombiano sigue secuestrado por quienes convirtieron a nuestro país en su propia finca. Estoy muy de acuerdo, Maestro, que hay que romper con una estructura económica que posibilita el manoseo del pueblo, la violación de los derechos humanos y el sometimiento de un pueblo mediante "la combinación de todas las formas de lucha" que, desde el poder si se practica pero que incomoda si el pueblo la implementa.¨
      Gracias Maestro y recibe un fuerte abrazo.
      Pd. Me gustó mucho eso de tu "cubil garrotero".

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  5. Querido Gustavo, hay que tomarse un respiro entre ambas lecturas y poderte dejar un comentario.
    El texto conmueve hasta las fibras más íntimas. No puede dejar de sentirse como “propio” aunque el país no sea el mismo, pero al leerte se reviven épocas trágicas en donde el pensamiento fue mancillado y los abusos de poder tomaron todas las formas y lugares posibles, abarcándolo todo, no dejando tregua.
    El corazón se parte en dos cuando se piensa en todos los que tuvieron que marchar dejando la tierra amada, las raíces, los afectos injustificadamente, arrastrando el peso de no poder quizás, volver a ver nunca más a los suyos, dejándolos en medio de la nada, abandonados a su suerte, sin saber si algún día el abrazo los volvería a reunir. Imaginar a las madres deseando ver partir a sus hijos para salvarlos de la muerte es algo tan doloroso.
    Pensar en los jóvenes que en medio de todo ese caos guardaron la esperanza, el canto, la poesía, la amistad y los valores que sus ancestros les legaron.
    Es muy emotivo leer como esa fe individual los mantuvo a salvo y con esperanza a muchos, mientras que otros se entregaron.
    Desgasta el saber que nada ha cambiado, que esas gentes con otros rostros son idénticos a los anteriores y que se pretenda acallar las libertades de expresión a balazos.
    Muy triste también el mismo pueblo que de tanto sufrimiento comienza a confundir entre el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto, lo natural y lo que escapa a toda lógica.
    Insuperable el título que has elegido para traer las tantas historias de Gabriel Garcia Marquez que terminan de ilustrar lo tremendo de todo esto.
    Tu poema como siempre es un abrazo al alma..Es un perfume de aire fresco en medio de tanta desvergüenza y corrupción, es el aliento para continuar con fe, sin bajar los brazos jamás..
    Te dejo un abrazo enorme desde el fondo de mi corazón y Dios quiera tu tierra y tus buenas gentes , como tantas otras de otros lugares que sufren opresión , puedan darse el abrazo fraterno con la libertad que se merecen.

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  6. Apreciada Eli, agradezco mucho tu valioso y profundo comentario que muestra la rigurosidad con la que has leído esta edición de Contrastes. En Colombia no hay ni ha habido necesidad de una dictadura militar, salvo la del Genera Gustavo Rojas Pinilla, porque el poder ha estado en manos de una aristocracia y una burguesía que se han creído los dueños de Colombia. Obviamente que hace ya muchos años, la tierra de Gabriel García Márquez, quien tuvo que exiliarse en México, ha sido secuestrada por la ultraderecha narco-paramilitar, la misma que ha hecho correr ríos de sangre inocente en Colombia, la que ha secuestrado, desaparecido, torturado y calumniado a todos aquéllos colombianos que se han atrevido o se atreven a disentir o alzar la voz contra esta dictadura civil-militar que mancilla a Macondo. En Colombia se vive una larga y profunda noche, una horrible noche, que se prolonga en parte la manipulación a la que ha sido sometido el pueblo colombiano y, la otra parte, por la hipocresía de la diplomacia internacional que persigue con saña a Cuba y a Venezuela, en nombre de la libertad y la democracia, pero que calla y cierra los ojos ante los repetitivos crímenes del Estado colombiano.
    Si, admirada amiga, duele mucho todo esto, dentro y fuera de Colombia, pero la lucha sigue contra las hordas fascistas.
    Recibe un fraternal abrazo.

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  7. Por supuesto estimado Gustavo, que seria de todas estas personas que han sufrido y sufren este maltrato si no pudiesen guardar la fe y esperanza en una lucha que no termina ,y que Dios quiera las futuras generaciones continúen , siempre en la búsqueda de la verdad y la justicia y de dar por tierra con todos estos "señores". Vuelve el abrazo fraterno!!!

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  8. Estimado Gustavo: te agradezco tu espíritu combativo y enriquecedor en cada una de tus palabras. Tu caminas en el texto, en el poema, en donde la tierra amar y crea su belleza y su lucha. Me emociono al leerte (siempre me llega esa emoción); emoción del sentir de la vida, en cada raíz, en cada ala, en cada intento por superar las tragedias.
    Al leerte recuerdo a otros hombres, otras tierras, otras injusticias parecidas, que en el mundo se debaten desde los tiempos y que parece que sólo cambian de chaqueta, y siempre las mismas.
    Admiro tu impulso para relatar los males de tu tierra, con la fuerza de tu hermosa palabra. Te leo y sé que las conciencias despiertan, aunque bien es cierto que los pueblos andan confusos y, tristemente, muchos sólo ven el color del dinero, y el enriquecimiento propio sin importarles los que nunca levantarán la cabeza del barro. Y da igual de qué se vista las nuevas políticas de aquí o allá; parece que la falta de conciencia es la ley que impera.
    Admiro tu nobleza con las palabras; tu serenidad al contar tantas verdades; ese hilo de luz que desprende tu poesía, tan humana, tan conmovedora.
    Te agradezco tus palabras escritas, la energía que recibo al leerte, porque, amigo poeta, tú llegas...
    Te comprendo y te digo que posees el arma más valiosa para contradecir a las realidades opresoras: tu esperanza. La fe que nunca has perdido y que renuevas en este gesto tuyo de escribir, de seguir escribiendo, para los que tampoco han sucumbido al engaño.
    Mi amigo, te envío un gran abrazo con mi sincero cariño y respeto.
    🙏🤗😘🙋‍♀️

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  9. Estimada Clarisa, tus palabras las tomo conmovido por tu inmensa generosidad, por reconocer en mis palabras toda una vida de lucha, de solidaridad y de respeto por el ser humano. Uno cae, pero los poetas, lo sabes muy bien amiga mía, gozamos de una capacidad de resiliencia enorme y, merced a eso, nos levantamos y seguimos luchando y seguimos soñando con algún día no muy lejano triunfar, es decir, derrotar la infamia, la barbarie, el egoísmo y el oscurantismo. Me acuerdo aquí del sabio expresidente de Uruguay, José "Pepe" Mujica, quien este año, al despedirse de la vida política en el Senado de su país, dirigiéndose a los jóvenes, dijo: “Triunfar en la vida no es ganar; triunfar en la vida es levantarse y volver a empezar cada vez que uno cae”; qué sabio es Pepe Mujica y sabe, por experiencia propia porqué lo dice.
    Hay una inmensa cantidad de Quijotes en Colombia que, pese a todo y contra todo, siguen luchando por la paz con democracia y justicia social. Mientras tanto, yo sigo cargado de esperanza y de muchas palabras para contribuir a la toma de conciencia tan necesaria para que todo un pueblo, por fin, se levante de la abyección, para que abra los ojos y rompa las cadenas de la tiranía.
    Amiga mía, gracias por tus palabras que me hacen mucho bien y recibe mi abrazo y mi afecto.

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  10. ¡Hola, Gustavo!
    Qué gusto visitar tu cálida casita bloguera. Me ha gustado mucho tu post, tan real y profundo desde las venas.
    Por estos días, quizá algunos han perdido la fe... Otros la han fortalecido. Dios es nuestra roca y fortaleza. Jamás nos suelta de su mano.
    Hermosos tus versos.
    "Tú eres un poema"... Felicito tu pluma.
    Un fuerte abrazo y saludos desde Perú.

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    1. Apreciada Nuria, mil gracias por tu visita a Contrastes y tus cálidas palabras que las aprecio en sumo grado.
      Recibe un fuerte abrazo y otro para el hermoso pueblo de El Perú.

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